Alfredo Alfonso y otros |
Los migrantes en la pantalla chica*
Palabras clave
Representaciones estereotipadas - identidad - cultura mediática
La TV y los migrantes
Conforme a la evolución que experimentó el campo de los estudios comunicacionales hacia los ochenta, las investigaciones sobre la televisión también cambiaron, dejando atrás el modelo que se preguntaba ¿qué hace la TV con la audiencia? por otro que interroga sobre cómo se realiza la interacción entre el medio y los televidentes.
Así es que a partir de tener en cuenta la influencia cultural de los medios en general y de la TV en particular, en tanto catalizadora de identidades profundas y memorias individuales y colectivas, no solo quedamos obligados a situarnos en la perspectiva del receptor social y culturalmente contextualizado, sino además nos desafía a asumir los rasgos industriales y los desplazamientos que ocurren en el medio por las innovaciones tecnológicas. La TV, siguiendo lo propuesto por Valerio Fuenzalida, es un "medio cultural, con un aspecto semantizador de la vida social con sus conflictos y luchas de significación, y con otro aspecto estructurador y activador económico industrial." (Fuenzalida, 1986).
La TV gusta, ayuda a las personas a vivir, a distraerse y a entender el mundo. Forma parte fundamental de la vida diaria, de las formas de construir símbolos y de nuestras maneras de crear comunidades de sentido. De ahí que aparezca en nuestras vidas como un actor indispensable. Puesto que la pantalla ya no se llena solo de meras imágenes y sonidos, sino que está compuesta de formas culturales, deseos colectivos, necesidades sociales, expectativas educativas, rituales de la identidad; la tele se convirtió en la institución social y cultural más importante de nuestras sociedades.
Se torna necesario aclarar aquí que adherimos a la mirada de los estudios más sensibles a las luchas por la hegemonía en la significación y más relacionados a las formas expresivas y estéticas de la TV. Nos alejamos, entonces, de los enfoques apocalípticos o maquiavélicos acerca de estos medios, puesto que entendemos que el receptor no es ni sujeto vacío ni sujeto alienado, sino sujeto activo capaz de resemantizar el mensaje de los medios.
En el tema que nos ocupa, la diferencia no es menor ya que no decimos que la TV reproduce un discurso discriminatorio hacia los migrantes de países limítrofes, sino que observamos cómo en la pantalla chica las representaciones sociales disvalorativas de esas minorías se sobreponen a otros discursos, incluso el que los postula como víctimas, en un marco de lucha por la imposición de esas significaciones.
En este sentido, observamos las relaciones de poder entre estos grandes emisores y sus receptores, considerando que los discursos mediáticos no entran a modo de aguja hipodérmica, pero tampoco pueden ser libremente interpretados según los gustos de cada uno.
Los medios no construyen inocentemente sus discursos como meros reflejos de la realidad, sino que como industrias culturales juegan y participan como actores fundamentales dentro de la construcción de poder y hegemonía, y es allí donde es necesario ver las tensiones que se generan en la producción, distribución, circulación y recepción de los discursos mediáticos.
Con la televisión el ciudadano siente que accede al mundo, que puede comprenderlo en su totalidad y acercarse a las cosas y situaciones que de otra manera le serían ajenas. Sería falso, entonces, ver a la TV desde una concepción simplista; esta obturaría la posibilidad de ver las condiciones por las cuales juega ese papel de apertura al mundo, propia de la cultura de masas.
La pregunta que sobre esto plantea Dominique Wolton es de gran utilidad: ¿Para qué sirve la TV? Para reunir individuos y público que están separados por todo lo demás, y por otro lado para ofrecerles la posibilidad de participar individualmente en una actividad colectiva.
En definitiva aquí encontramos una alianza particular entre el individuo y la comunidad que hace de esta tecnología, una actividad constitutiva de la sociedad contemporánea. La TV sirve para hablar, es una formidable herramienta de comunicación entre los individuos. Lo más importante no es lo que han visto, sino el hecho de hablar de ello. La televisión es, pues, un objeto de conversación. La TV ofrece un nuevo vínculo social en una sociedad individualista de masas. Y cumple un rol muy importante política y socialmente en la modernidad.
“Clase Turista: el mundo según los argentinos”
El avance de la investigación hizo necesario agregar un programa de TV más, donde el medio de comunicación presentaba otra mirada del migrante, en este caso argentino.
La nueva producción de Eyeworks Cuatro Cabezas, “Clase Turista, el mundo según los argentinos” emitido por la pantalla de Telefé Internacional, propone un recorrido vivencial por diversas ciudades del mundo, relatado por argentinos que viven y trabajan en ciudades lejanas, desde su perspectiva personal y experiencias particulares.
Cada semana, el programa acerca a las ciudades que los televidentes siempre han querido conocer y también nuevos y sorprendentes destinos pero contada no sobre una visión del turista sino del residente argentino.
Aquí el “nosotros” somos “ellos”, el inmigrante es el argentino que se ha traslado por diferentes motivos, a lugares lejanos teniendo la posibilidad de mostrarles a sus pares nuevas culturas, paisajes y experiencias de su óptica de extranjero.
El único protagonista y relator es el residente argentino, su interlocutor es la cámara que recorre la mirada del inmigrante, una mirada más profunda que vista desde la óptica turística.
Las preguntas que guían esta etapa de la investigación se centran en: ¿Cómo muestra el programa al inmigrante argentino? ¿Cómo lo nombra: extranjero, inmigrante, residente o turista? ¿Qué resalta de su vida con otras culturas? ¿Qué prioridades tiene el programa en relación a imágenes y palabras utilizadas para crear la imagen del inmigrante argentino? ¿Cuáles son los temas que aborda? ¿Qué tipo de valoraciones hace el inmigrante sobre su condición? ¿Qué tipo de interrogantes explicita el programa a través de su voz en off?
El programa lleva recorriendo las siguientes ciudades: Tokio, Rio de Janeiro, Las Vegas, Los Ángeles, Roma, Jerusalén, Londres, Beijing, Barcelona, Atenas, Singapur, Ámsterdam, Berlín, Ciudad del Cabo, Praga, Chicago, Moscú, Paris, Taipei, Ciudad de México.
En cuanto a las variables de análisis, se ha tenido en cuenta por un lado la imagen y por otro lado el discurso, considerados ambos aspectos como parte fundamental para crear la imagen del inmigrante.
En cuanto a la Imagen se analizó:
- Tipos y características de las imágenes que se muestran
- Ausencia o sobrevaloración de las imágenes
- La imagen como forma de discurso
En cuanto a los contenidos se analizó:
- Palabras con las que se nombra al inmigrante
- Temas que se priorizan en el programa
- Valoraciones del inmigrante sobre su condición de vida
- Valoración del inmigrante sobre la cultura de residencia
- Valoración del inmigrante sobre el país de origen
De los veinte programas del ciclo analizamos cuatro, seleccionando ciudades de distintos continentes y culturas dispares, para observar diferenciaciones y similitudes de abordaje sobre nuestro objeto de estudio: la imagen pública del inmigrante emitida por el programa.
Los programas analizados fueron: Tokio, Barcelona, Hawai y Londres. En relación a las imágenes, en los cuatro programas, pudimos observar que:
- Están sobrecargadas, hay una abundancia de imágenes con planos cortos.
- Los planos son cortos, pasan a modo de flashes, quizás queriendo transmitir la vida agitada y tumultuosa de las ciudades, a diferencia de Hawái donde los planos son abiertos, reforzando la amplitud de la playa y la importancia de la naturaleza del lugar.
- La mayoría de las imágenes son de la ciudad, atractivos turísticos, residentes y turistas.
- La minoría de las imágenes son de locaciones relacionadas con el inmigrante: vivienda, colegio, trabajo, etc.
- Se muestran muchas personas de distintas nacionalidades.
- Las imágenes están acompañadas por música que resaltan y acompañan lo que se ve. Se filma la ciudad y el inmigrante en distintos planos que relatan las características de lo que se muestra.
- Hay una voz en off que interactúa muy poco, en forma coloquial, con algunas preguntas específicas que guían el programa.
- Las imágenes van acompañadas de placas que hacen de guía turística de lo que se ve.
En relación al contenido se pudo advertir que:
- Por programa los protagonistas inmigrantes son alrededor de 5.
- Sus edades oscilan entre los 25 y 45 años.
- La mayoría son de sexo masculino, profesionales de clase media-alta: publicistas, médicos, organizadores de congresos, lutier, abogado, profesor, músico, agente de turismo, restauradora de arte, gerente de restaurante, fotógrafo. Cabe destacar que dentro de los programas se presentan otros inmigrantes como estudiantes y obreros, pero no son expuestos como protagonistas, mostrándose una clara categorización de los perfiles de inmigrantes que quieren mostrar.
- La mayoría de ellos llevan más de 3 años viviendo en la ciudad.
- La mitad de ellos ha conformado una familia en dicha ciudad.
- La mayoría de ellos se han ido por cuestiones laborales, o por turismo y se han enamorado del lugar: “nunca pensé quedarme acá y formar una familia”; “me gustó tanto la ciudad que nunca más volví”; “vine a visitar a mi mamá, y dije quiero vivir acá”; “desde que llegue encontré la ciudad de mi vida”.
- Todos los protagonistas son los encargados de mostrar distintas atracciones turísticas de la ciudad. Menos de la mitad de ellos muestran su forma de vivir (casa, trabajo, amigos, etc.).
Ante la pregunta en off del programa “¿Qué te gusta de la ciudad de residencia?”, todos coinciden en gustarle distintos aspectos de la ciudad donde viven:
Sobre Tokio: “Esta realidad es espectacular, impresionante”; “Te sorprende todos los días, todas sus variedades”; “Lo más sorprendente es lo moderno y tradicional junto”.
Sobre Barcelona: “Acá (estadio del Club Barcelona) viene la familia, los nenes, los abuelos, se ve el partido tranquilo, es otra película”; “Barcelona es una ciudad que no tiene prejuicios, una ciudad loca”; “nos alejamos de Barcelona a Gélida para poder tener la calidad de vida que siempre queríamos”; “Barcelona es arte”.
Sobre Hawai: “Acá no hay stress, eso es lo bueno”; “Cada día de mi vida agradezco vivir acá, me encanta”; “Acá la vida es… sale el sol, te metés al agua en cualquier actividad, pesca, buceo… surf… siempre encontrás algo para hacer”; “Me dedico a varias cosas, pero la plata la hice en la construcción, además hago muebles finos en madera, pero a lo que más me dedico es a ser libre… poder manejar tus tiempos, poder expresarte en lo que querés… Hawai es un sueño”.
Sobre Londres: “Hay muchas culturas en Londres, y esa variedad es lo que me atrajo”; “Lo lindo de vivir en otro país es conocer otras culturas, y tomar de ellas lo que más te gusta”; “Que los cajeros automáticos estuviesen al aire libre, hacés tu trámite y seguís caminado como si nada”; “Este es mi lugar para vivir una buena experiencia”.
Ante la pregunta en off del programa “¿qué extrañas de la argentina?”, todos coinciden en extrañar los afectos:
Tokio: “Extraño los afectos”; “Extraño la carne, la gente -acá nunca sabés si son serviciales o si lo hacen por quedar bien- y los hombres”; “De Argentina extraño algunos amigos, algunos lugares y de tomarte las cosas con calma”.
Barcelona: “Extraño la carne, los hombres acá son muy fríos, jamás te van a decir un piropo”; “Si tuviera que traerme algo de Argentina me traería a mi familia, mi abuela, y a mis cuatro o cinco amigos que llevo en el alma, la buena onda de la gente se extraña muchísimo”; “Lo que más se extraña son los afectos, pero la calidad de vida… yo prefiero esto”.
Hawai: “Se extraña el compartir con amigos y la familia”; “Para estar cerca cada cumpleaños las tortas son con dulce de leche, la abuela cada cumpleaños hace empanadas, nos juntamos argentinos en la playa a tomar mates, un sentimiento, no sé uno se siente más patriota, creo que es la lejanía”.
Londres: “Si pudiera me traería a mi familia y mis amigos, se extraña”; “Lo que más extraño es el cafecito con mis amigas, acá eso no lo tenés”.
Ante la pregunta en off del programa “¿volverías a Argentina?”, emitida al final del programa como cierre del mismo, todos coinciden en la nostalgia que en algún momento inunda sus vidas y los lleva a pensar en volver, pero manifiestan que esa nostalgia pasa y continúan con su vida cotidianamente. No obstante, la mayoría de ellos no piensa volver por ahora:
Tokio: “No estoy pensando en volver, sí me gustaría ir más seguido”.
Barcelona: “Una vez por año pienso en volver… Se me cruzan los cables y hay algo que tiene esta ciudad que me atrapa; cuando tengo estos ataques me vuelvo a Argentina uno o dos meses, me lleno de calor y vuelvo”; “Cuando te vas de tu tierra empezás a vivir momentos, que estás bien y que disfrutas un montón, pero siempre tenés adentro tuyo las ganas y las expectativas de volverte a tu tierra, uno tiene momentos que es un minutos pero es desgarrador después se pasa y se pasa seguís viviendo”; “No y cada vez que vuelvo veo todo igual”.
Londres: “Por ahora no pienso volver, quiero quedarme acá un tiempo más, y después veré”; “la verdad que acá todo funciona, no sé si podría adaptarme a Argentina otra vez”.
Lo llamativo es que en la emisión acerca de Hawai ninguno habló de una posible vuelta a Argentina, todos han formado una vida estable, familia y no han mencionado la posibilidad de regresar.
En relación con el concepto inmigrante: ninguno de los protagonistas se define como inmigrante. Muchos de ellos referencian a los inmigrantes como “otros”, hablan en tercera persona y hasta a veces le atribuyen una connotación negativa al término: “(Barrio Raval, Barcelona) Hay muchos inmigrantes y cuando se junta la peña se pone picante… ves gente fumando un petardo y no pasa nada”; “En Barcelona hay mucha inmigración, gente de todas las razas de todos los países”.
En relación con el concepto extranjero: ninguno de los protagonistas se define como extranjero. Muchos de ellos referencian a los extranjeros como los europeos que van de turismo a la ciudad, hablan en tercera persona: “Los extranjeros no entran en estos lugares”; sobre andar en taxi, “hay prioridades para extranjeros”; muestran el hotel cápsula en Tokio (habitación tipo nicho) y lo definen como “rareza”, “promociones para extranjeros”. En Londres, “un cuarto de la población es inmigrante acá, en el metro o el bus podes escuchar cualquier idioma”.
En relación con el concepto turista: ninguno de los protagonistas se define como tal, es más, lo niega. Muchos de ellos referencian a los extranjeros europeos como a los turistas que recorren la ciudad. Los conceptos extranjero y turista, muchas veces son tomados como sinónimos y como personas dispuestas a gastar dinero:
Barcelona: “Es un bar del puerto y de los turistas que se van metiendo”; “Como verán hay turistas para regalar”; “Yo no soy turista, yo vivo aquí” (en relación a un nacionalista que estaba en la rambla y le molestaban los extranjeros y turista).
Hawai: “yo soy arwaiano, mitad argentino, mitad hawaiano”.
Londres: “Ser argentino en Londres no es nada especial, hay como 300 identidades culturales, pero el argentino tiene como una fama, todo el mundo está encantado con Buenos Airess”; “Acá si sos argento está todo bien”.
Es curioso el caso que presenta a nivel analítico el programa emitido por Telefé, “Clase turista, el mundo según los argentinos”. Desde su discurso se construye una imagen pública del migrante argentino, exitoso. Casi podríamos aseverar previamente como meros espectadores que hay un relato turístico de las distintas ciudades que se muestran, dejando de lado las vivencias propias que tuvieron que atravesar los inmigrantes para relacionarse con otras culturas.
Claro está, que no todos los casos son iguales, y que hay múltiples formas de atravesar ciertos procesos. No todas las personas que se van de su país para radicarse en otro viven las mismas experiencias. Esto no solo tiene que ver con las subjetividades, sino también con las diferentes formas en que se llega al país que se ha optado.
Lo que se ha observado en el programa “Clase Turista” es la particular selección de los argentinos viviendo en esos lugares. En un gran porcentaje son profesionales con trabajos estables y legales. Muchos, o la mayoría, han llegado con ofertas laborales previas, o como el resultado de cumplir un deseo de poder habitar el lugar que escogieron, por lo que significa una elección privilegiada. De esta forma el programa reproduce la ideología dominante en la cual se muestra la categoría de inmigrante joven exitoso, que ha decidido emigrar no por cuestiones de necesidad, si no de deseo personal, o como crecimiento profesional.
En la mayoría de los casos ninguno se reconoce como inmigrante, si no como residentes, marcando una diferencia con el concepto de inmigración que denota marginalidad, pobreza e ilegalidad. Valores y reglas inciden sobre las políticas realizadas por muchos estados, que establecen quién debe y quién puede ser reconocido como ciudadano, y quién, en cambio, representa al otro. Las reglas sociales muchas veces son los parámetros para incluir o excluir al otro, bajo la categoría de ciudadano. “La mayoría de los casos el inmigrante, está situado en la parte más baja de la jerarquía social del país de acogida, y a su vez esta posición está influida por la posición que su país de origen ocupa en la jerarquía de las naciones” (Gattino, Miglieta Ceccarini y Rollero, 2008).
Para la periodista Laura Caorsi, “en este lado del mundo se habla mucho de la inmigración, una palabra que casi siempre aparece en los medios con guarnición peyorativa. El menú suele ofrecer raciones de 'problema', 'pobreza', 'delincuencia' o 'enfermedades'. Mientras que la etiqueta de extranjero es una cosa distinta. Extranjero es un alemán, un inglés o cualquier persona procedente de países desarrollados” (Caorsi, 2008).
Esta diferenciación del término inmigrante o extranjero parece ser una diferenciación de status en una jerarquía de naciones desarrollas versus las subdesarrolladas.
En relación a la construcción de la imagen que se hace del inmigrante en el programa analizado, se realiza una presentación de ellos casi como cronistas turísticos del lugar y muy pocas veces aparecen relatando la cotidianeidad de sus experiencias como migrantes, sino más bien, como habitantes privilegiados.
Esto configura una mirada del “otro” muy distinta de lo que se puede vivenciar quizá, o que se ha podido conocer por relatos de otro tipo de migrantes. En este caso se “arma” una construcción del otro (cuando el otro somos nosotros, argentinos en otro país) sin necesidades, viviendo una vida casi magnífica, se valorizan las cosas buenas de esos lugares contraponiéndolos con la nostalgia y extrañamiento que se sufre al estar radicado en otro país.
Aunque se realzan los valores como la amistad, el compañerismo y los afectos, como algo característicos de nuestra sociedad, son factores que cuando se está lejos se extrañan y se rescatan, pero aún así, ninguno de ellos manifiesta el deseo o la necesidad de volver a su tierra.
Clase turista nos muestra, una visión del migrante argentino que habita sin problemas las distintas capitales del mundo, o lugares exóticos, y que se conjuga con imágenes que muestran los destinos seleccionados como una promesa cumplida. Reproduce una mirada del inmigrante exitoso, personas privilegiadas, que habitan distintos lugares del mundo.
Conclusiones
Los medios de comunicación, como socializadores y como formadores de opinión juegan un papel muy importante en la definición del otro. La simplificación de conceptos, la dicotomía nosotros/ellos, se observa muy claramente en el discurso televisivo.
Con los llamados procesos de globalización y el acceso a las tecnologías, parece volverse a re-descubrir la existencia de contrastes y variedades culturales en el mundo.
Como consecuencia de la internacionalización del capital, se generan intensas movilidades del trabajo y de personas, lo que conlleva a una circulación y reformulación de las diferentes culturas. Esto nos lleva a definir la multiculturalidad en términos muy distintos, pero en todo caso, prestando atención en la diferencia cultural. La heterogeneidad cultural se ha intensificado últimamente con los corrientes migratorios, y también se han acentuado las distancias culturales y étnicas. La multiculturalidad se ha visto favorecida por factores como el debilitamiento de las fronteras nacionales y la interdependencia económica creciente entre todos los países del mundo.
Para definir a “los otros” también debemos pensar en “nosotros”. Como afirma Javier De Lucas, "la oposición maniquea entre nosotros y los demás, buenos y malos, prueba que, en las fases elementales de la organización social, necesitamos negar al otro para saber quiénes somos. La seguridad viene de la negación fundamental: nosotros no somos los otros, no somos los malos” (De Lucas, 1994: 75).
En la sociedad hay un discurso establecido de forma aparentemente consensuada sobre el otro. Y en este discurso, la televisión juega un papel preponderante en la reproducción de la ideología. “Cuando se estudia el rol del discurso en la sociedad, el análisis crítico del discurso se centra particularmente en las relaciones de poder, dominación y desigualdad, así como en la manera en que los integrantes de un grupo social las reproducen o les oponen resistencia a través del texto y el habla” (Van Dijk, 1997: 16).
La televisión, como gran proveedora de imágenes y discursos para leer el mundo, nos devuelve un relato en el que los migrantes bolivianos, paraguayos y peruanos son vistos como “lacras”, “delincuentes” y, en definitiva, agentes peligrosos para la sociedad y su desarrollo. Ese proceso incide a su vez en la construcción de la ciudadanía de los migrantes que, al tiempo que no consiguen trabajo, se les niega el acceso a servicios básicos como salud y educación, por no hablar de la seguridad; son estigmatizados y negados en el escenario de los medios de comunicación. La desventaja social, por su condición de migrantes, se replica en el plano cultural y simbólico, donde su significante se anuda una y otra vez a la idea de “peligroso”, volviéndose natural.
En el contexto de la globalización, del auge de la comunicación electrónica y las redes sociales, donde la interacción entre culturas e identidad se acentúa, la naturalización de esos significados tiene un importante papel en la construcción de hegemonía y la configuración de las relaciones de poder. Deconstruir esos relatos, ver quién y en qué contextos se producen ha sido el objetivo de este trabajo puesto que “pese a que el discurso y los dispositivos de exclusión y sanción se disfracen de mayor civilidad, los mecanismos para condenar al otro a ‘la muerte cívica’ o ‘cementerio amurallado’, no han cambiado en lo sustantivo” (Gutiérrez, 2005: 31).
Finalmente, creemos fundamental destacar que es clara la diferencia de representación del otro y de nosotros. Cuando en algunos programas como “Calles Salvajes”, “Policías en Acción”, o un noticiero se presenta una imagen del migrante, la vemos asociada a la violencia (por ejemplo en la nota “Territorio Abasto”), o al narcotráfico, con la narco-modelo colombiana, etc. Pero al momento de ser nosotros los “argentinos por el mundo”, somos profesionales, chefs, artistas o simplemente hombres libres buscando en un mundo que se abre a ser descubierto.
Claramente la distinción permite funcionar como elemento que consolida una identidad sobre otra, o quizás más aun, la idea de una cultura sobre otra. Nos pensamos en el exterior, sin dar espacio a la reflexión sobre lo interno, sobre la relación con los países limítrofes, continuando con la vieja falacia de que en realidad nuestro país está más vinculado a Europa, que a su propio subcontinente sudamericano.
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* La TV, un gran escenario de construcción de nuevos de sentidos sociales y culturales. Formas de disputa analizadas a partir del caso de los migrantes en la pantalla chica, Proyecto de investigación enmarcado en el Programa de Incentivos del Ministerio de Educación de la Nación, período 2009/2010. Director: Alfredo Alfonso. Integrantes: Leonardo González, Silvina Pauloni, Rubén Liegl, Rodrigo Aramendi, María Cecilia Mainini, Anabel Manasanch, Sebastián Novomisky, Rocío Quintana, Edmundo Ferreti, Eleonora Spinelli, Federico Rodrigo, María Laura Di Cianni, Agustín Martinuzzi. Colaboradores en la redacción del artículo: Sebastian Novomisky, Yael Letoile y Eleonora Spinelli.