Nancy Fernández y Adriana Frávega |
La comunicación de la investigación en la universidad: caracterización y demandas
Contenido
Consideraciones teóricas
La comunicación de la investigación en la Universidad Nacional de La Plata. Estado actual
1. Comunicación interna
2. Comunicación externa: Universidad, instituciones y sociedad
3. Demandas y problemáticas detectadas
Bibliografía
Notas
“¿Dónde se halla la sabiduría que hemos perdido con el conocimiento,
dónde se halla el conocimiento que hemos perdido con la información?”
T. S. Elliot.
El interés de este trabajo se centra en observar cómo se viene comunicando la investigación de la institución universitaria, particularmente en la Universidad Nacional de La Plata durante los últimos dos años. Un eje de la indagación consiste en analizar las formas que asumen las estrategias de comunicación vistas desde los niveles de gestión de Ciencia y Técnica de las distintas facultades de nuestra Universidad.
Este escrito analiza un corpus conformado por los discursos de los responsables del área de investigación de la mitad de las facultades de la UNLP. Previo a la exposición del análisis, consignamos algunas consideraciones teóricas de cómo se entiende la gestión de la comunicación en la universidad, de dónde los ejes para el análisis de los discursos.
Consideraciones teóricas
La práctica de la investigación esta fuertemente vinculada a la práctica de la comunicación. Toda actividad científica conlleva en sí procesos comunicacionales, desde la indagación propia de la actividad, en cuanto búsqueda de información, así como el análisis y transformación del mismo en un producto de conocimiento. Esta práctica implica también un producto de comunicación, no olvidemos que uno de los principios del conocimiento científico es la comunicabilidad del mismo. El proceso de producción de la comunicación de las ciencias implica una toma de decisiones por parte de los investigadores, decisiones que responden a ¿Qué comunicar?, ¿A quienes?, ¿Cómo comunicar?, ¿Dónde comunicar (a través de que medios y en que ámbitos)? Las operaciones aplicadas al conocimiento obtenido para hacerlo comunicable dan lugar a la construcción de estrategias comunicativas orientadas a resolver las preguntas anteriores. Además la materialidad que se comunica no es otra cosa que discurso, podemos decir entonces que la práctica investigativa es una práctica de construcción de discursos, ya sea el discurso científico propiamente dicho o el discurso sobre el quehacer científico (divulgación).
Daniel Prieto Castillo, considera que la comunicación de resultados de investigación es parte de la comunicación institucional de la organización en la cual se desarrolla la investigación. En función de esto para poder indagar el modo en que se gestiona la comunicación de la investigación, es necesario indagar también el modo de darse la gestión de la comunicación de la institución. Para esto marca dos grandes líneas a tener en cuenta, una la comunicación de la institución a nivel intrainstitucional y otra la comunicación de la institución con el resto de la sociedad (globalizada) (Prieto Castillo, 1997). Entonces para poder observar cómo se gestiona la comunicación de la investigación (y de la institución), es necesario abordar el modo de darse (en cuanto práctica social) de la comunicación a nivel de:
- comunicación intrainstitucional
- comunicación interinstitucional
- comunicación con la sociedad
Un aspecto importante a señalar en el último punto (comunicación de la sociedad) se refiere al aspecto de la transferencia. A diferencia de Prieto Castillo que separa la divulgación de lo que se hace en materia de investigación a través de los medios de comunicación social de las actividades de transferencia a través de productos e innovación, que vinculan al organismo de investigación con alguna otra institución (pública o privada), nosotros creemos conveniente tomar estas dos posibilidades de comunicación como dos posibilidades de transferencia del quehacer científico a la sociedad. En cuanto se divulga lo que se hace se transfiere también hacia la sociedad un producto que la transforma, al menos en incremento de conocimientos para la toma de decisiones. Si es importante destacar que las reglas de construcción y transformación del “discurso” pueden adquirir características diferenciales en función de qué y a quién se transfiere el producto de la investigación.
La comunicación de la investigación en la Universidad Nacional de La Plata. Estado actual
Reconocemos que existen algunos espacios de relativa autonomía al interior de las 15 facultades y su Escuela Superior, como también la Secretaría de Ciencia y Técnica que concentra el nivel central de gestión de la investigación en la UNLP. Ellos podrían haber sido la puerta de entrada al trabajo de indagación.
En este abordaje, consideramos pertinente acudir a informantes calificados: los Secretarios de Ciencia y Técnica o de Posgrado, según corresponda a cada unidad académica. Evaluamos que los mismos poseen, en base a su experiencia en la gestión, el más amplio panorama para indagar sobre las dimensiones que definimos para tratar de caracterizar la manera en que comunica la institución la producción de sus investigaciones.
Decidimos la realización de entrevistas a los responsables de gestionar los procesos comunicacionales, en base a una primera diferenciación para el diagnóstico referidos la comunicación de la institución consigo misma y la comunicación con el afuera (otras instituciones y la sociedad en general). Al presente, se han relevado prácticamente la mitad de las facultades de la UNLP, lo cual ha permitido delinear esta descripción analítica y, a su vez, detectar problemáticas que aparecen señaladas por los mismos informantes como demandas o carencias a resolver por la institución.
El esquema guía de esta indagación descriptivo-analítica puede sintetizarse en ejes y sus correspondientes dimensiones. Debemos aclarar que dicho desglose se produce en cuanto corresponden a definiciones de aspectos relevantes a consultar -como puntos de partida para el análisis-, a sabiendas de que los mismos están articulados entre sí, como se podrá constatar más adelante.
Es así que podemos dar a conocer los ejes por los cuales iniciamos este diagnóstico:
1. Eje de la Comunicación interna:
- Información intrainstitucional
- Destinatarios, formatos y lenguajes
- Medios de comunicación
- Modalidades de intercambio de información y relaciones entre distintos sectores
- Ausencia o presencia de estrategias y/o política de comunicación.
2. Eje de la Comunicación interinstitucional:
- Información interinstitucional
- Modalidades de intercambio
- Medios para dirigirse a otras instituciones
- Lenguaje utilizado
- Proyectos comunes
3. Comunicación con la sociedad en general:
- Divulgación y transferencia de conocimientos
- Comunicación informal y/o planificada
- Información a comunicar
- Medios
- Lenguaje utilizado
4. Demandas o carencias detectadas de Comunicación
Conforme estas puntualizaciones podemos dar cuenta del diagnóstico que surge de la problemática encarada para llegar a conocer un poco más el estado y proceso en que se desenvuelve la investigación en nuestra Universidad.
1. Comunicación interna
a) La “comunidad científica”. Prácticas y discursos comunicacionales
La comunicación que prevalece en investigación es la de los resultados, a través de los papers académicos. La publicación de tipo académica es la privilegiada para comunicar por dos razones:
la primera, como forma de responder a la acreditación de la producción científica hacia el interior del sistema nacional de investigadores (Programa de Incentivos a la Investigación, CONICET, etc.), la segunda -junto con la anterior-, para darse a conocer ante la “comunidad científica” internacional que, en varios casos es la que terminará de legitimar a la producción de investigación (Esta revalorización se da con más peso en las facultades comúnmente llamadas “del bosque”, tales como Agronomía, Veterinaria, Ciencias Naturales y Museo).
En algún caso se reconoce que se produce más discurso en inglés que en castellano; desde Agronomía nos dicen que los investigadores nacionales escriben en inglés porque “hasta que no se escriba en inglés no es importante” (lo investigado y el investigador). En el mismo sentido, existe una preferencia por publicar en revistas internacionales, pero sin estar instituida esta práctica desde la gestión misma, sino por lo propios equipos o investigadores en particular. La explicación de esta estrategia de búsqueda de trascendencia internacional se vincula con la evaluación que, como corolario, puede derivar en reconocimiento y hasta en la necesidad de financiamiento u apoyo externo en alguna línea o temática de investigación.
En cuanto al plano nacional se dice saber que la acreditación de las publicaciones académicas en nuestro país se evalúa más en función de cantidad que de calidad. Y se marca la diferencia de la posición del sector empresario de los países desarrollados, a los cuales no les interesa la abundancia de producción de publicaciones (criterio cuantitativo), sino la calidad de las propuestas o descubrimientos por su potencial aporte a la resolución de problemas y al desarrollo tecnológico, tanto en ciencia básica como en aplicada.
La utilización de las llamadas nuevas tecnologías de información es otra de las formas privilegiadas para comunicar las investigaciones. La red resulta ser un modo económico, junto con la percepción instalada de su potencial amplitud de recepción de los avances y productos de los trabajos.
En la facultad de Humanidades, además de introducir las publicaciones de corte académico en Internet, se ha formado una Red de Investigadores que aprovecha la tecnología virtual para talleres, cuyas discusiones se han editado en CDs. Otra experiencia se da en Ciencias Naturales y Museo con la creación del Centro de Recursos Multimediales, en el cual aparecen las líneas de trabajo de investigaciones en curso, direccionada “para su búsqueda en papel en la Biblioteca de la facultad”. De ahí que tanto investigadores de la casa como externos, y público en general tengan accesibilidad a la información. La valorización que prevalece es que la red permite no sólo economizar gastos, sino también darse a conocer dentro y fuera del país. De hecho casi todas las facultades de la UNLP tienen su página en Internet, dentro de las cuales se dedica el espacio a investigación.
Antes de la crisis, existían en algunas facultades publicaciones internas; revistas que las caracterizaban y servían a dar informaciones acerca de investigadores e investigaciones. La cuestión económica hizo que tales formatos y medios fueran abandonados. Sin embargo, se mantienen algunas revistas para información interna general de los investigadores y becarios dentro de los claustros. Se sostienen las publicaciones del “Museo” y “La Ventana” (Museo y Ciencias Naturales) o “Analecta Veterinaria” de Ciencias Naturales y Veterinaria. Esta última con puntaje otorgado por el Conicet.
En Arquitectura, su Instituto de Investigación –IDEAB- viene editando también su medio gráfico “47 al fondo” con circulación de noticias en general, que incluye investigación. Periodismo y Comunicación Social produce su revista académica “Oficios Terrestres” y últimamente “Tram(p)as” de la Comunicación, del programa de investigación de Comunicación y Cultura. En esta última se realizan publicaciones a nivel posgrado de sus dos maestrías.
Otra modalidad utilizada para el intercambio interno de la producción científica, mucho más difundida a partir del Programa de Incentivos, consiste en la organización de congresos, jornadas y coloquios, muchas veces a través de los distintos centros o laboratorios (según la organización institucional de cada facultad) o más concentrada institucionalmente por cada una de las unidades académicas. Estos eventos, que operan como forma de divulgación e intercambio hacia dentro de la “comunidad científica”, en su mayoría surgen organizados desde la política de gestión de cada facultad, pero algunas veces ésta aparece como “facilitadora” de iniciativas de centros de estudios o grupos con particulares líneas y trayectorias de investigación.
Algunos consideran a la transferencia en grado como mecanismo de comunicación interna, en cuanto otro circuito académico en que se vuelca la producción de investigación. Es así que la revista “47 al fondo” de Arquitectura y la producción de material de cátedras en Humanidades son concebidos como formas comunicativas de investigación, lo que podemos interpretar a la necesidad de hacer referencias “comunicacionales”, por parte de nuestros entrevistados.
b) La comunicación entre investigadores. Los equipos de investigación
En este punto nos detenemos a dar algunas consideraciones surgidas del análisis de aquellos aspectos vinculados con las relaciones entabladas entre investigadores, ubicándonos dentro de la “vida” institucional universitaria. A sabiendas de que este aspecto no puede disociarse de la caracterización comunicacional descripta anteriormente, se destaca en virtud de ser constantemente referido en los ámbitos indagados.
Surge como dato destacado que los equipos de investigación de nuestra Universidad se relacionan entre sí de manera informal, no de manera institucionalizada. La afinidad por temáticas o problemas de conocimiento priman como lazos de contacto. Y, en líneas generales, lo que predomina es una ausencia de mediación institucional para fomentar su comunicación. Los espacios en donde se comunican son los pasillos de los establecimientos y los congresos, coloquios o eventos de exposiciones. Es allí donde se produce la información sobre el trabajo de los otros y se entablan relaciones.
Muchas veces, aunque se vienen viendo en los lugares de trabajo dentro de la universidad, el conocimiento sobre líneas temáticas trabajadas, disciplinas o interdisciplinas, se da cuando concurren a eventos científicos, que operan como los lugares de conocimiento y reconocimiento.
Si bien esta característica de informalidad es la que prevalece, existieron y existen algunas excepciones a la regla. Tal es el caso de Ciencias Naturales y Museo en la que se llevaron a cabo jornadas internas de investigadores por bastante tiempo. Allí se discutía internamente sobre líneas y estado de los trabajos de los distintos proyectos. Pero fueron abandonadas por los costos demandados para su funcionamiento, dado que habían alcanzado gran envergadura, y se elevaban las demandas de materiales, y las exigencias de “acreditación” de los investigadores participantes.
Debemos mencionar que en sólo dos de las facultades relevadas se organizan jornadas internas de investigación. Una de ellas corresponde a Periodismo y Comunicación Social, que viene manteniendo desde hace tres años este tipo de convocatoria; y Arquitectura, que se propuso realizar su primera experiencia en este año. La mayoría encuentra muchos impedimentos, por ejemplo, las de carreras más variadas no han podido definir un eje convocante para todos los investigadores o, en el caso de Ciencias Naturales, las limitaciones materiales excedieron su organización.
Otra de las modalidades puesta en práctica se refiere a la difusión mediante carteleras. La misma se reconoce como un canal interno ensayado pero percibido como ineficaz, por la cantidad de información que inunda los espacios académicos en que transita su comunidad. La sobresaturación de información diluye la productividad pretendida para “llegar” a los destinatarios.
A pesar de estas excepciones, queda evidenciado que las Jornadas internas para contribuir a la comunicación entre investigadores de un mismo ámbito académico (y por qué no entre distintas unidades académicas) no han sido consolidadas en el tiempo, ya sea por la carga presupuestaria que implica, por ausencia de convocatorias aglutinantes que permitan sortear el individualismo, o por ausencia de reconocimiento de su necesidad de parte de investigadores y/o equipos. De allí que podemos seguir sosteniendo que entre los investigadores de nuestra universidad prima la informalidad y el voluntarismo para comunicarse, cuando no el desinterés.
c) Política comunicacional en el ámbito científico
Se encuentra generalizado en nuestra institución universitaria el reconocimiento de no haberse dado aún de manera orgánica una política de comunicación en el área. Se expresa que no existen lineamientos explícitos en cuanto a comunicación: “no hay nada formal”. Existe más bien una voluntad demostrada por la regularidad con que se trata de publicar en revistas especializadas y en la organización y concurrencia a congresos, en tanto intento por no cortar la producción en investigación y su comunicación. En muchos casos, la lógica responde a saber y poder “vender” lo producido por los espacios de investigación, conforme al “mercado académico”, para dar a conocer sus hallazgos (“productos”), dada la gran dependencia de financiamiento externo (estatal o privado) que padecen nuestros científicos para continuar investigando en el país.
La política de comunicación es la que se está haciendo y surge del aprendizaje en la práctica de la gestión. Según los desafíos que la experiencia enfrente, y de la continua disposición reflexión para definir “los canales adecuados para difundir información”. Dentro de esto mismo, hallamos que las definiciones de política comunicacional interna muchas veces quedan asociadas al seguimiento y evaluación de proyectos e investigadores, sobre todo los de mayores dedicaciones.
Es decir que el Sistema Nacional del Programa de Incentivos, la Universidad Nacional de La Plata y/o la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas) están marcando un modo de comunicación-evaluación acorde con el “control burocrático de la producción de investigación” que se centra en lo producido periódicamente por nuestros investigadores.
Tal es así que casi todas las facultades consideran como parte de su política a los espacios institucionales que, de manera periódica y programada, aparecen ligados a las evaluaciones de proyectos. Y esto instituiría un modo de actuación dentro de estrategias comunicacionales. De tal forma que comunicar se equipara a realizar institucionalmente el seguimiento de informes de los proyectos, para el control de gestión de la investigación tomando forma de Comisión de Investigaciones Científicas (Ciencias Naturales y Museo, por ejemplo), o por los Consejos Académicos que, periódicamente tratan sobre dichos informes, en casi todos los casos.
Si bien esta es la característica prevaleciente en cuanto a concepción de política institucional de comunicación en investigación, hallamos también ciertas posturas diferenciadoras que poseen otras concepciones sobre política de comunicación. Por ejemplo, en Arquitectura, desde inicios de 2002 se mantienen encuentros semanales o quincenales con la comunidad de investigadores, como modo de generar opinión institucional sobre política universitaria, compartir información y a emitir documentos que definan posturas en todo el quehacer académico-investigativo. Otra acción de carácter político comunicacional resulta de la creación de una base de datos de investigadores y cursantes a postgrados.
Por su parte, la facultad de Agronomía se ha propuesto e institucionalizado como política de comunicación potenciar los cursos de posgrado. Como forma de aportar a la actualización de sus profesionales, darle a los equipos de investigación la posibilidad de comunicar sus resultados y, a la vez, para hacerse visibles en el resto del país, como modo de publicitar el estado de la investigación producida dentro de la misma. Lo original de este diseño de política de comunicación científica consiste en fomentar el compromiso de los grupos de investigadores para dictar estos cursos a graduados (más conocidas como Maestrías). De este modo los equipos pueden mostrar su producción de conocimientos, lograr acercamiento con los graduados y alentar la comunicación a nivel nacional utilizando una producción discursiva en idioma castellano.
A su vez, otro de los elementos constitutivos de esas políticas “no dichas” ni pre-diseñadas lo constituye el reconocimiento de la interdisciplinariedad. Las gestiones de Ciencia y Técnica y/o Investigaciones de las facultades como Arquitectura, Periodismo, Ciencias Naturales y Humanidades destacan la importancia de la interdisciplina, no sólo por lo que permitirían la variedad y vastedad de proyectos de cada claustro, sino como forma de vincularse con el afuera. En un caso se define como eje de la política institucional el “ocupar todos los espacios a los que nos convoquen”, para hace fluir las relaciones con otros ámbitos académicos y no académicos. De hecho esto se da con la mediación de los investigadores y sus grupos, como producto de encuentros en congresos, jornadas o eventos científicos, tal como mostráramos antes.
Aún así, no existen demasiados ejemplos en la institución universitaria local que den cuenta de lineamientos generales de una política de investigación que incluya a la comunicación como parte de su accionar. Se ha podido observar que lo antes descrito no quiere decir que la comunicación no esté atravesando todas las decisiones que se vienen ejecutando en esta área, ni tampoco que no existan intenciones de potenciarla, muy valorables por cierto. De hecho, ninguno de los responsables entrevistados minimiza o resta importancia a la comunicación.
Como se completará más adelante, lo que se percibe es que quienes están al frente de la gestión no cuentan con las herramientas y asesoramiento adecuado que puedan compensar esta carencia.
Lo que no ocurre en el área de investigación es una articulación entre gestión política y la construcción de estrategias consensuadas de comunicación que acompañen dicha política.
2. Comunicación externa: Universidad, instituciones y sociedad
a) Relaciones interinstitucionales
La comunicación interinstitucional de la Universidad Nacional de La Plata adquiere múltiples modalidades y ámbitos de contacto, según la tradición académica de cada una de ellas, sus historias y la especificidad del tipo de conocimiento y, por ende, de transferencia que llevan a cabo.
Cabe aclarar aquí que no se abarcarán todos los aspectos que incluyen analizar los procesos de comunicación que se vienen gestando con otras instituciones; por el momento daremos a conocer una breve descripción de los vínculos entablados entre los espacios de investigación y otras instituciones y/o países, quedando excluidos los tipos de discursos construidos, los resultados de tales contactos, etc., porque ello implicaría un diagnóstico mayor que el que estamos esbozando.
Conforme a ello, las gestiones en Ciencia y Técnica se direccionan en varios sentidos entablando relaciones con:
- Países y regiones. En función del intercambio de conocimientos y en la formación y conformación de espacios institucionales. Por ej.: Convenio con Japón de la facultad de Veterinaria. En Latinoamérica, esa misma facultad y también Arquitectura han generado convenios y proyectos de transferencia y formación en posgrado con el MERCOSUR y otros países de la región.
- Organismos nacionales. Por ejemplo, el SENASA con Veterinaria, el CONICET, otras universidades nacionales y privadas, para el desarrollo de proyectos de investigación e intercambio.
- Con el Estado. Básicamente con municipios, a través de servicios a terceros. Ej. El poder Judicial de la Provincia en lo atinente a investigación forense con el Museo. A nivel Ministerial, las distintas áreas requieren de la Universidad servicios específicos mediante cursos o asesoramiento en Educación, defensa, salud, etc. Se dan convenios de distinto orden y especificidad en Periodismo, Veterinaria, Agronomía, Humanidades, etc.
- Fundaciones y Ong´s (Organizaciones No Gubernamentales). Como es el caso de Humanidades en un trabajo articulado entre distintas instituciones en la temática de la pobreza.
- Interfacultades. Como parte de sus lineamientos políticos, ya referimos que la facultad de Arquitectura se ha propuesto realizar jornadas y trabajos conjuntos con la finalidad de fomentar la interdisciplinariedad. Este tipo de trabajos interdisciplinarios ya está instituido en Ciencias Naturales y Museo.
Los convenios y contratos obtenidos y mantenidos hasta el presente surgieron por lo general de los centros de estudios, laboratorios o grupos de investigadores, sin mediar lo institucional, por lo menos al inicio de la relación. Hoy día, aquellas facultades que no poseen una gran experiencia en estas prácticas, por su relativa juventud en ciertos casos, están tratando de formalizar a través de convenios institucionales para darles el marco correspondiente, vistas las necesidades de “abrirse al mundo” en el contexto de la globalización. Priman también los requerimientos que tienen que ver con aportes materiales indispensables para continuar investigando (infraestructura para laboratorios, financiamiento de recursos humanos, etc.).
Los claustros con más tradición no muestran la misma situación. En Veterinaria, los convenios con Japón o la acreditación solicitada a la Unión Europea han sido formalizados desde su inicio por la Secretaría de Ciencia y Técnica. Ello ha redundado en beneficios de aportes financieros, materiales y de intercambio de conocimientos, cooperación en el tema becarios, nuevos proyectos, etc. Asimismo, la facultad de Ciencia Naturales y Museo muestra una profusión de convenios y contrataciones en el orden internacional y nacional.
b) Investigación, comunicación y sociedad.
La comunicación de la investigación con la sociedad en general podemos dividirla en dos aspectos. De una parte, lo que hace a divulgación por medios masivos de comunicación y, por otra, en su relación con la extensión universitaria.
En lo primero, acerca de qué manera la UNLP percibe a los medios masivos para hacer pública la investigación que en ella se produce, nuestros consultados dejaron bien en claro que no se han dado estrategias de divulgación. Es decir, no se los piensa como mediadores (ni siquiera desde una lógica instrumental) entre su producción científica y la sociedad.
Podríamos adelantar, tal vez osadamente, que nuestra Universidad carece de una mirada en y hacia los medios, en cuanto se trata de establecer lazos comunicativos de lo que en ella se investiga. Las apariciones –básicamente en medios gráficos- se remiten a difusión de eventos, firmas de convenios, acontecimientos muy específicos. Como lo expresan Ciencias Naturales, Humanidades, Veterinaria, Agronomía, etc: “en los diarios aparecen difundidos convenios más que investigaciones”. Por lo mismo, la confección de materiales periodísticos se realiza más a demanda que por la oferta.
Por ejemplo, en situaciones de inundaciones en la provincia de Buenos Aires el periodismo busca al experto para la información. Entonces, es el periodista del diario quien va en busca de las notas interrogando a investigadores y equipos en particular, según la coyuntura y su propio criterio de qué es lo “noticiable” de la producción científica para la sociedad. En ciertos casos algunas facultades se propusieron la realización de un medio gráfico, como un tipo de vínculo especializado hacia un sector particular y con potencial alcance social. Es el caso de la revista del Museo, la que permite un intercambio institucional, con distintas organizaciones sociales que puedan estar interesadas en ciertos temas (Por ej.: política ambiental).
También, otro medio considerado como de llegada social es el de la revista Chacra (Agronomía) en la que algunos investigadores publican notas técnicas pero adaptadas al discurso periodístico. Sin embargo, desde la facultad de Veterinaria se reconoce que todo el trabajo generado a partir del convenio con Japón, de años atrás al presente, “no se supo comunicar” a la comunidad, viendo en esto una falencia importante. En el orden local, esa misma facultad explica que no se han dado una estrategia de difusión de los conocimientos para la gente, dado que no se quiere competir con los profesionales locales privados. Por lo tanto, lo comunicable en investigación (asesoramiento y atención profesional) llega por el “boca a boca”.
La folletinería y la realización del evento Museo Abierto fueron las estrategias utilizadas por el Museo para responden a las demandas del público visitante en todo lo atinente a investigación, como un modo mantener informada a la comunidad. En consecuencia, si bien se dan experiencias puntuales de producción -básicamente desde la gráfica-, es evidente que la cuestión mediática carece de consideración a la hora de pensar cómo llegar a difundir la producción científica desde el espacio universitario local.
El otro aspecto que contrasta con la ausencia de valorización del campo mediático, tiene que ver con la extensión, que se concibe como modo privilegiado de entablar lazos comunicativos aceitados entre la comunidad y sus distintos sectores. Consideramos necesario detenernos en una salvedad, algunas pocas unidades académicas incluyen a la tarea docente como un modo de comunicación social, en la transferencia de conocimientos surgidos de las investigaciones. En este punto, nos permitimos coincidir con Prieto Castillo en cuanto a que: “No se sostiene fácilmente el argumento de la transferencia realizada a través de lo que se enseña a los alumnos. El aprendizaje se alimenta de nuevos conocimientos generados por la investigación, pero ésta no se puede quedar sólo en el ámbito de la tarea realizada dentro de la Universidad”.
Retomando las apreciaciones surgidas de este diagnóstico, en el que cobra sentido la íntima relación entre extensión y comunicación con la sociedad, por parte de quienes tienen a su cargo la responsabilidad gestionar todo lo atinente a área de investigación en la UNLP, hemos considerado dos aspectos que hacen a la cuestión y que se refieren a:
- Si existe diferenciación comunicativa (lenguaje, formatos, etc.) en función de los destinatarios de la investigación; y
- De qué manera se considera y cuál ha sido la experiencia del trabajo extensionista de las facultades.
En general se dice saber que de acuerdo con el destinatario al que va dirigido el discurso deberá cobrar especificidad y diferenciación propias. Esto es que se debe adaptar el lenguaje, tanto en transferencia como en los proyectos de extensión, que deriva o se articula con lo surgido en investigación. Entonces, desde este lugar no se daría lo que describe Prieto Castillo, de existir en la institución universitaria un único círculo primario de comunicación en investigación como se dijera al inicio de este trabajo: “El lenguaje se construye sobre lo dado por sabido, entre matemáticos no se andan explicando el teorema de Pitágoras ni entre educadores qué es la didáctica. El punto de partida, por lo menos para la comunicación de investigaciones con pretensión científica, es toda la ciencia hasta ese momento, conocida tanto por el investigador como por su interlocutor” (otros investigadores). (Prieto Castillo, 2000).
Por el contrario, parece ser que en nuestras facultades se tiene bien en claro que cuando salen a comunicar a la sociedad no deben quedarse en ese primer círculo de destinatarios, y evaluar los espacios de interlocución y encuentro dentro de los cuales se comunican los conocimientos obtenidos. Por lo tanto, existiría una “voluntad de comunicación” por parte de los investigadores al momento de tener que presentarse ante distintos sectores de la población, y no cerrarse a lo puramente académico.
La profusión de contactos articulados entre la Secretaría de Investigación y Posgrado junto con la de Extensión en Ciencias Naturales aparece como forma de trabajo conjunto y variado (cursos, eventos, cartillas a colegios, el Museo Abierto, el trabajo de los Dinosaurios, etc.). En el caso de facultades con mucha experiencia en extensión este aspecto está muy claro. Porque –como nos explicaran en Agronomía- la comunicación en el medio rural debe ser adaptada a la finalidad concreta de la práctica, evitando usar un lenguaje abstracto y problematizador, sustituyéndolo por cuestiones más concretas y llevando soluciones más prácticas. Justamente, en esa unidad académica se diferencian del INTA, que no ha logrado sortear esta adaptación discursiva, mientras que los universitarios están más preparados para la llegada al interlocutor foráneo por el ejercicio de la docencia. “Los que supieron comunicar, por ejemplo, en PROPECO (programa sobre soja), ahí sí la cosecha fue un éxito. Fue un gran ejemplo de transferencia, aunque no se dé la investigación en un paper en inglés”.
También en Veterinaria destacan que los cursos y charlas brindados son adaptados según el tipo de interlocutor al que van dirigidos: un interlocutor es quien va a la Clínica de Animales (la gente común que concurre) y otro distinto el que va al Centro de Diagnóstico de Chascomús (profesionales, instituciones, gente del ámbito rural).
Las experiencias citadas demuestran un nivel de entrenamiento para comunicar que, como profesionales y docentes, poseen aquellos investigadores que no se sitúan sólo dentro de los muros de producción del “saber experto”. De la enumeración anterior se avisora el intento por mejorar uno de los puntos más flacos de la relación/ comunicación Universidad-sociedad, a través de la toma de conciencia sobre el reconocimiento y las relaciones entabladas con distintos sectores como potenciales receptores de las investigaciones (Ong´s, el Estado, organismos u otras instituciones, público en general).
3. Demandas y problemáticas detectadas
Los responsables de la gestión de la investigación reconocen ciertas situaciones que necesitan ser revertidas desde la perspectiva de la comunicación. El carácter autocrítico de los mismos da cuenta de una revalorización de la comunicación, si bien no incluye todavía una clara visión para su mejoramiento, que trasluce ubicarla desde su transversalidad en la política y la gestión universitarias. Sabiendo reconocer la productividad de sus aportes para prácticas y procesos que se pretendan desencadenar. A su vez, la búsqueda de mecanismos y formas de acercar más la Universidad a la sociedad es la falencia más enunciada. Tanto que se subraya a la comunicación como “la pata más flaca” de la institución en relación con su entorno.
Ahora bien, desde la gestión trabajar la comunicación se percibe como una exigencia de más trabajo e inversión (de tiempo y materiales), en tanto rige la idea que desde la rutina de la academia en lo técnico no hay problemas, ya que existen las publicaciones especializadas. El desafío es saber transmitir al público en general: “saber comunicar hacia el afuera” y quienes tienen a cargo la organización de estos procesos no son especialistas en el campo de la comunicación.
En cuanto a adaptar el discurso producido en investigación básica a un lenguaje social más accesible, no se ha pensado aún dónde ni quiénes pueden dar asesoramiento adecuado. De nuestra parte, sostenemos que quienes pueden y están capacitados para aportar a resolver esta histórica falencia son profesionales del campo del periodismo y la comunicación social. Por lo mismo, creemos que la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad incluida de los discursos académicos no sólo debería producirse al interior de los espacios de producción de conocimientos y saberes, también debería pensarse la puesta en práctica de las mismas en el nivel de gestión de la institución universitaria.
Dentro del escenario descrito, otra de las falencias recurrentes se refiere a la necesidad de dedicar un espacio institucional para el intercambio de los grupos de investigación. Salvo los casos aislados de Arquitectura y Periodismo y Comunicación Social, no existen experiencias que hayan intentado sortear la informalidad y el voluntarismo para resolver esta cuestión de la no fluida comunicación dentro mismo de la “comunidad universitaria” local. Así también existe el reclamo por encontrar espacios de inserción de los becarios al interior de la Universidad, como forma de contener y no perder a los jóvenes investigadores.
Dentro de todas estas detecciones problemáticas, aparece una propuesta interesante para los investigadores, surgida de la facultad de Agronomía: incluir en las evaluaciones previstas por el Programa de Incentivos a los trabajos de extensión de quienes publican en los medios masivos. Dicha proposición, sumada a la necesidad de estatuir que se publique más en idioma nacional, aparece más como posición “rara” cuando, reconducimos esta lectura del trabajo esbozado.
Dado que de todo lo descrito podemos decir que:
- La competencia y la producción inscriptas en la lógica de producción-comunicación del conocimiento, estarían actuando como condiciones que garantizarían la sobrevivencia de la investigación en la comunidad universitaria local. “Armar programas regionales, convenios con países que puedan dar apoyo financiero y/o asesoramiento, van de la mano de la obtención de avales para el financiamiento externo que te hace más competitivo en el campo”.
- Unido a lo anterior, predomina la concepción que publicar asiduamente va de la mano de una lógica cuantitativa más que cualitativa cuando de investigación se trata, sobre todo en función de “publicar para la evaluación”. Los canales oficiales de evaluación y acreditación establecen reglas y “puntajes” que hacen a la reproducción de esta prácticas guiadas por el esfuerzo demandado de publicar los tradicionales papers.
- A esto tenemos que agregar el primado de lo internacional, más que de lo nacional (salvo excepciones de criterios ya aludidos). La dependencia de temas a investigar, y por ende a publicar, en pos del interés internacional es otra de los componentes de esta lógica. Por ejemplo, si en nuestro país emerge la idea de investigar la Cuenca de Salado, el sistema internacional está marcando temáticas. Entonces, existe la condición en ciertas áreas del conocimiento que para publicar en el exterior los temas y el receptor interesado “están en el Norte”.
- Hay todo un espacio vacante respecto a la visualización de los medios de comunicación masiva como forma de acercar la producción de investigación a la sociedad. Los mismos aún no han sido incluidos en las planillas de evaluación, por lo que podría decirse que el sistema científico aún no los ha re-conocido y, por tanto, los científicos no los tienen presentes.
- En contraste, Internet viene siendo uno de los medios privilegiados por nuestras casas de altos estudios para “salir” al mundo. Los bajos costos de inversión que demanda su realización (estar en el mundo) y la potencialidad de su alcance de recepción, sí se valoran como modo de lograr una apertura institucional de alcance global.
- Sus actores destacan que la Universidad mantiene una asignatura pendiente con la sociedad y esta es cómo mejorar su comunicación. Existe una “voluntad” de comunicar como intento de acercamiento.
- No obstante, esa voluntad no se traduce en la inclusión de la comunicación dentro de los lineamientos que perfilen las estrategias políticas en el área de investigación. Este es un nicho a explorar. Nuestra Universidad aún no debate ni consulta a estudiosos y profesionales vinculados a la comunicación sobre, por ejemplo, a quiénes quiere llegar y cómo podría intentarlo (receptores, formatos y estrategias).
- El único acercamiento disponible hasta el momento se resuelve con el “cara a cara” de los grupos de investigadores que trabajan en extensión, las producciones gráficas al interior de los espacios académicos, la disposición de los responsables de hacer frente a las demandas, investigadores abiertos al intercambio, etc.
Sin embargo, desde nuestra Universidad aún no se profundizó sobre cómo “bajar” la investigación básica y aplicada del lenguaje “científico” al lenguaje del amplio espectro que abarcarían públicos diferentes a los ya legitimados. Quizás no se trate ya tanto de mejorar y acumular conocimientos para “bajarlos”, sino de establecer las mediaciones y poner en comunión los procesos, las prácticas y los resultados de la ardua y fascinante tarea de investigar.
Bibliografía
ARANES, José Ignacio. “La comunicación institucional en la Administración pública: entre la lógica autista instrumental y la democracia”, en Zer, Revista de Estudios de Comunicación, Universidad del país vasco, diciembre de 1966.
BOURDIEU, Pierre. Homo Académicus, París, Minuit, 1984.
DIAZ BORDENAVE, Juan. “La campaña como intervención social”, en Revista Chasqui, 41, Quito, Ecuador, abril-junio de 1992.
PRIETO CASTILLO, Daniel. Diagnóstico de Comunicación, Quito, Ed. CIESPAL, 1988.
__________, “Comunicar la investigación”, ponencia presentada a las Jornadas de Investigación en la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, agosto de 1997.
__________, Comunicación, Universidad y Desarrollo, Investigaciones de la PLANGESCO, La Plata, 2000.
Notas
* El presente trabajo pertenece al Proyecto de Investigación: “Investigación, Comunicación y Gestión: una mirada epistemológica a la investigación” dirigido por la Lic. Nancy Fernández e iniciado el 01/01/01 en el Programa de Incentivos a Docentes e Investigadores. Forman parte del equipo de investigación: Adriana Frávega, Ma. Eugenia Rosboch, Juan Esteves, Eleonora Pintado, Andrea González, Jorge Troisi Melean, Adriana Clavijo, Marta Melean, Sandra López Diezt, Giorgina Fiori, Patricia Dómine y Dardo Fernández.