César Arrondo y Vilma Sanz |
La unificación de las fuerzas peronistas a través del diario El Día de La Plata (1946)*
Contenido
El Día de La Plata
Las elecciones generales de 1946
La difícil unificación de las fuerzas peronistas
Notas
Las producciones llevadas adelante por el equipo de investigación del cual formamos parte, han estado dirigidas a la lectura integral de los periódicos en diferentes períodos de nuestra historia. A través de estas fuentes periodísticas, al comienzo de nuestra tarea colectiva, hemos analizado el diario La Prensa de Buenos Aires, con el propósito de poder apreciar la mirada que este medio tenía del peronismo. Nos pareció importante rescatar esta visión particular del matutino porteño sobre este movimiento político emergente en la década del cuarenta y, dentro de ella, el espiral de enfrentamiento con el modelo peronista, cuyo epílogo fue su expropiación por parte del gobierno del general Perón en 1951[1].
La tarea de investigación del equipo que integramos no finalizó con la consulta del diario La Prensa pues los miembros del mismo hemos tomado la determinación de continuar contribuyendo a la construcción de un período de la historia nacional a través de la indagación de las fuentes periodísticas. En este sentido, el diario El Día, decano de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires es nuestro próximo objetivo, donde nuevamente nuestra atención se encontraría centrada en el movimiento peronista, más precisamente en los orígenes y la articulación política de este movimiento como partido unificado.
El Día de La Plata
Fundado por Manuel Lainez, Arturo Ugalde, Martín Biedma y Julio Botet, apareció el 2 de marzo de 1884 en la flamante capital, bonaerense, apenas un año y medio después de su fundación. En su primer editorial se podían leer sus propósitos: “Sin compromisos que nos aten, tendremos para ese gobierno así como palabras de aplauso también la censura más agria cuando sus actos lo merezcan, porque comprendemos que la misión de la prensa no es otra que velar por los intereses públicos, colaborando en el desarrollo de los planes de aquellos que los administran y contraloreando ante el tribunal del pueblo todos sus actos”[2].
Diario de interés general indisolublemente ligado a la vida de la ciudad de La Plata y de la provincia de Buenos Aires, El Día tuvo una tirada de casi un millar de ejemplares en el año de su aparición, que ascendió a más de 4.500 en 1909. De los escritores, poetas, cronistas y periodistas que colaboraron en sus páginas en sus primeros años de vida pueden mencionarse, entre otros, a Miguel Cané, Joaquín V. González, Benito Lynch, Rafael Hernández y Pedro B. Palacios (Almafuerte).
En determinados momentos de la vida institucional provincial y nacional, El Día tomó posturas claras, como por ejemplo cuando se opuso al gobernador Marcelino Ugarte o criticó el fraude electoral en tiempos de Manuel Fresco. Paralelamente, reflejó siempre la vida universitaria local: fue receptor y difusor de su realidad académica, de su accionar intelectual y político, de su movimiento estudiantil. Fue así que en los albores del peronismo, cuando todavía no ingresaban a las casas de altos estudios los hijos de los obreros, esta relación simbiótica Universidad-Ciudad-El Día le significó al periódico ser blanco de manifestaciones donde se coreaban cánticos como “alpargatas sí, libros no”[3].
Las elecciones generales de 1946
Realizado el llamado a elecciones y comenzado a andar el año 1946 con la organización de las listas que se presentarían el 24 de febrero, el Partido Laborista, que tiene todos sus esfuerzos puestos en la política nacional, aspira a arrastrar a los candidatos provinciales. Así, poco se conoce de la figura del coronel Domingo A. Mercante, candidato a la gobernación en Buenos Aires, que no hace más que presentarse a cumplimentar los requisitos legales, sin realizar prácticamente ningún acto proselitista digno de mención por parte del diario. Si ocupa las páginas de El Día el cierre de firmas comerciales y las huelgas de empleados por la situación de sueldos y aguinaldos por casi una semana, así como el paro de tres días de los martilleros bonaerenses. Al igual que en otros medios de prensa, la cuestión del salario y aguinaldo se convirtió en uno de los ejes del conflicto político y social de los primeros días de 1946. El periódico pendulaba entre su posición como empleador, y entonces coincidía con otras entidades corporativas, pero le atraía también el ordenamiento que del mundo del trabajo estaban realizando Perón y sus seguidores, aunque también deja entrever que tampoco la lucha de clases es la solución para la Nación o la Provincia. Desconfiaba asimismo el diario de la estrecha cercanía del peronismo a los sindicatos en una provincia que se divide fuertemente entre la actividad industrial y la agroganadera.
Hacia fines de enero de 1946 las versiones sobre atrasar las elecciones a gobernador, pone al diario El Día en alerta ante la posibilidad de dividir los actos electorales de la nación y la provincia, manipulando de esa manera al electorado. Pero esto no sucede.
Ya en febrero, las revelaciones del documento emitido por el Departamento de Estado norteamericano denominado Libro Azul, donde se pretendía asociar al gobierno militar argentino, y en especial a Perón, con la Alemania nazi, tiene su reflejo en las páginas de El Día, si bien no se transcriben aquellas conclusiones tan detalladamente como lo hace La Prensa, por ejemplo.
En cuanto a la campaña electoral, esta es cubierta por el periódico platense cuando candidatos nacionales realizan visitas en la provincia, como la ceremonia en la Basílica de Luján en honor al candidato oficialista, coronel Juan D. Perón. En la jornada electoral, El Día cubre ampliamente las mesas diseminadas por el partido de La Plata, como también las ubicadas en las principales ciudades del interior provincial.
Tal lo esperado por las fuerzas peronistas, el triunfo de la fórmula Perón-Quijano tiene su correlato bonaerense con el binomio Mercante-Machado. El coronel Mercante presentará un amplio plan de obras como construcción de edificios escolares, forestación, redes cloacales, construcción de pozos para la provisión de aguas corrientes, hospitales, barrios obreros, presentadas ellas en el Plan Trienal de Obras Públicas y específicamente el Plan Integral de Edificación Escolar, ambos para ser cumplimentados entre 1947 y 1950.
Luego de haberse anunciado la victoria peronista, más precisamente cuando solamente faltaba el detalle de la reunión de los colegios electorales, ya el diario El Día anunciaba un conflicto que en pocos días más se desataría, esto es el de las dos fuerzas principales que apoyaron a Perón, los laboristas y los radicales renovadores: “Todos los Colegios Electorales procedieron el lunes a llevar adelante su cometido. En algunos lugares la tarea fue simple y sin inconvenientes. En La Plata la reunión fue bastante accidentada reflejando la tensión entre laboristas y radicales (Junta Renovadora). En la capital hubo acuerdo dándose un paso a la fusión de ambas formaciones políticas. Los laboristas no quieren ser marxistas-leninistas y sí cristianos éticos. El laborismo surgió tan de repente que no tuvo tiempo de organizar una doctrina. Ahora se ha convocado a una reunión del partido con el fin de echar las bases de una doctrina, pero por ahora se deben resolver problemas urgentes[4].
En este sentido, el periódico platense se interesa por el futuro de las fuerzas políticas triunfantes: “En el campo de los partidos vencedores del 24 de febrero, se registra una gran actividad política, que motiva que muchos viajen entre la Capital Federal y San Vicente. El proceso de unificación de las fuerzas peronistas respondiendo a un llamado concreto que les formulara en su alocución el presidente electo.
Una comisión numerosa, en la que figuran Tessaire, Bramuglia, Leloir, entre otros ha emitido a este respeto un manifiesto expresando las normas y finalidades de la unificación, pero a dos días de aparición del citado documento el laborismo, que ha celebrado con poca publicidad previa una conferencia nacional de delegados, anticipa o aclara que es el partido por intermedio de sus autoridades u órganos, que tienen el derecho a realizar las gestiones en pro de la unidad. Algún antecedente tiene esta aclaración si recordamos que durante el proceso electoral fue bastante accidentado en algunos distritos, entre ellos el nuestro, la coordinación del laborismo con los radicales de la junta renovadora. El manifiesto dice que no se busca como logro un “rótulo” o por leves disparidades no fundamentadas en cuanto a una doctrina común. Por los entretelones que presenta el asunto y la exteriorización que el mismo puede cobrar con la acción parlamentaria o gubernativa por la fuerza de sus bloques. El asunto no es tan fácil que se resuelva simplemente con el hallazgo de un título mixto como el de “Unión Radical-Laborista”. El nexo de unión es el coronel Perón, pero en el caudal político esas fuerzas muestran profundas diferencias, no tanto en la llamada doctrina o labor a cumplir, como en el origen de las agrupaciones[5].
La difícil unificación de las fuerzas peronistas
El día 23 de mayo de 1946, el presidente electo, Juan D. Perón, se dirige al país ordenando la disolución de todas las fuerzas que lo habían apoyado en las elecciones del 24 de febrero y su unificación en una nueva expresión política: el Partido Único de la Revolución Nacional, lo cual afectaba particularmente al Partido Laborista. El periódico se hace eco de esta situación destacando el hecho con el siguiente título: “Al abandonar la dirección del movimiento que los llevó al poder Perón declaró caducas todas las autoridades partidarias”, transcribiendo a continuación el discurso y la orden de aquel:
1- Caducidad en toda la República Argentina de las autoridades partidarias de todas las fuerzas que pertenezcan al movimiento peronista.
2- Como jefe encargo en fecha a los comandos legislativos que formen las autoridades de mesa, directivos (Presidente de Bloque) de ambas Cámaras Nacionales, la organización de todas las fuerzas peronistas como “Partido Único de la Revolución Nacional”.
3- Ellos como auténticos representantes elegidos por el pueblo ejercerán el comando y dirección hasta tanto la mesa partidaria en comicios internos libres y puros elijan sus propias autoridades que han de regir los destinos generales políticos y sociales de nuestra fuerza.
4- Convoco sí al peronismo de la Nación, a los ciudadanos que sufragan por la revolución, a la militancia en los cuidados que señala la unidad de la revolución, de la Patria. Exhorto a los peronistas y todos los buenos argentinos a defender la revolución y nuestra fe en contra quienes lo niegan en letra y espíritu”.
Luego El Día ofreció a sus lectores la incipiente organización del nuevo partido:
1- Se constituye la Comisión Organizadora del partido político único designándose Presidente al senador Ernesto Bavio, y Secretario al diputado nacional Rodolfo Decker.
2- Se designa como sede central universitaria de la Comisión del Partido Unido, el local del Centro Universitario Argentino de la calle Florida 334.
3- La Comisión se reunirá por primera vez mañana a las 9 horas para designar camisones encargadas de organizar el Partido Único en la Capital Federal, provincias y Territorios Nacionales.
4- La Comisión sesionará todos los días de 9 a 12 horas[6].
La bomba política acababa de explotar. El máximo conductor de la expresión política que asumirá en breve el poder en la Argentina ha transmitido públicamente los argumentos que justifican la unidad partidaria con el fin de llevar adelante el proceso de transformación nacional. En adelante se asistirá a una serie de situaciones donde las apetencias partidarias, las personales, las ideas, y la necesidad de no pasar a integrar un bloque hegemónico donde se corra el riesgo de perder la individualidad política, serán factores que gravitarán en el desarrollo del proceso recientemente iniciado. El Día se ocupó de las repercusiones del mensaje unificador en el laborismo provincial, cuyas autoridades expresaron que la caducidad de sus mandatos sólo pueden realizarla los cuerpos partidarios. En este sentido desconocen cualquier otra instancia: “La Junta Central Provincial del Partido Laborista con toda la autoridad que emana de la voluntad libre de los afiliados y sucesivos congresos partidarios, que han ratificado su confianza en las autoridades vigentes no pueden permanecer indiferentes ante los sucesos que son de dominio público. Su personería jurídica no admite desde su legalidad. No pretende esta junta revelarse contra el jefe de tan magnifica cruzada, sino hacer hincapié en los estatutos o carta orgánica. Por lo tanto hasta que la misma mesa de afiliados diga lo contrario la Junta Central seguirá actuando como organismo directivo del Partido Laborista”[7].
Opinó el periódico al respecto que: “Se inicia hoy y hasta el 4 de junio una jornada colmada de interrogantes. Todo gobierno que se va sea normal o de facto se apresura en los últimos días, para cumplir con las promesas de última hora. El suceso que ocupa en primer lugar es el discurso del coronel Perón, que afirma que no hay entredichos en el peronismo de toda la República. La unidad no puede ser tema de discusión o decisión de los órganos comités existentes. Del discurso se desprende la palabra “ordeno” dicho de otra forma, ¿cerrará estos episodios? En el énfasis del discurso pronunciado en carácter de jefe supremo del movimiento, hay quienes encuentran una fulminante amenaza a los recalcitrantes que evocan los escenarios medievales”[8].
Más adelante, informó sobre las expectativas que se ciernen sobre el mundillo político ante la actitud que tomará el sector laborista. En este sentido el diario comentaba: “La fuerza del movimiento iba cada vez mas a salirse del cauce, y el coronel Perón un poco involuntariamente obligado por las circunstancias a cortar de raíz una maraña que lo iba enredando cada vez más. Dice el presidente: “hemos llegado al cierre de dos caminos que la revolución traza a los hombres”, para reconocer más adelante que ésta “atraviesa una zona de pasiones desintegradoras ajenas a su propia doctrina y destino. Dice Perón: que entre los factores que han debilitado el movimiento se menciona la “caprichosa seducción de los comandos”, producto de la mecánica electoralista de grupos que giran capitales políticos que no tienen. Esto cae bien en algunos laboristas y mal entre otros. Anotemos como primera constitución la aptitud del Comité de la Capital y Buenos Aires que ratificaron los cargos de Gay y Reyes. No cabe duda que esta jugada al presidente electo lo irrita, porque le entorpece los otros arreglos políticos. Estos siguen preparando la conferencia nacional para los días 28 y 29 ¿llegarán?”[9].
A todo esto, muchos dirigentes y legisladores cierran filas con el mandato emanado del discurso del coronel Perón, como una forma de aportar a la solución del conflicto que se ha desatado en el Partido Laborista. En tal sentido, El Día informa que: “Los dirigentes y legisladores provinciales ratificaron su solidaridad con el gobierno, y las directivas del coronel Perón. El primer paso esta constituido en unificar el bloque de diputados.
La situación en el Partido Laborista fue el motivo de la intensa actividad de ayer, con el fin de terminar con las deliberaciones hasta el momento pareció que la gente de la Provincia se resistía a la unidad propiciada por el coronel Perón ante la disposición de la caducidad de los mandatos y cargos partidarios y la fundación de un Partido Único. Queda clara la actitud de la Junta Central que en algún momento parecía ser opositora a las directivas del coronel Perón: no se ha querido oponer a la formación del movimiento revolucionario, sino encuadrarlo en las normas.
Es decir, que el electorado laborista en auténtica expresión democrática daría a las disposiciones del jefe del partido el sello soberano de los afiliados, decretado por este congreso la cesación de los mandatos conferidos. El partido quedaría en estado de asamblea habilitándose para ingresar a la fuerza única a organizarse a futuro con la participación de la UCR (Junta Renovadora) y grupos independientes afines a la revolución del 4 de junio de 1943” [10].
Los días 29 y 30 de mayo, se convoca a la IV Conferencia Nacional del Partido Laborista los efectos de tomar una resolución respeto a la orden impartida por el presidente electo. Durante la misma, los debates giraron en torno a la disconformidad con la forma empleada para decidir la unidad, que desconocía las prácticas democráticas que habían caracterizados a partidos como el Laborista. La Junta Central provincial del Partido Laborista de Buenos Aires expresó en un documento que “... no pretende con estas declaraciones rebelarse ante quien considera el jefe máximo de la magnífica cruzada de redención social, política y económica, sino que por el contrario, el espíritu de este documento es el de dirigirse al pueblo de la República y en especial al de la Provincia, para expresar que de acuerdo a lo estatuido en la Carta Orgánica, la caducidad de los actuales cuerpos dirigentes únicamente pueden decretarla los congresos partidarios, porque de otra manera se allanarían derechos naturales, exclusivos de la masa de afiliados”[11].
El 31 de mayo, El Día publica la crónica de lo ocurrido en esta asamblea bajo el siguiente título: “Renuncian los Miembros del Comité Central del Laborismo para Facilitar una Amplia Reorganización Directiva”. Y más adelante, en el espacio “Mundo Político”, comenta: “La solución dada por la IV Conferencia Nacional del Partido Laborista al asunto de la caducidad de las autoridades ordenada por el presidente electo en la noche del jueves 23, no satisface a los que esperaban un campo de hostilidades (...). Pero era la decisión que cabía esperar (...) con una lógica que aceptó “la orden” del coronel Perón. (...) La declaración votada por la Conferencia Nacional del Partido Laborista es extensa pero en algunos de sus párrafos se ha cargado el acento que explica de paso todas las dificultades allanadas (...). Al organizarse el nuevo partido y su influencia en el nuevo estado de conciencia nacional se hace estadística segura para que no se acerquen a alguna cifras los colegas de la Junta Renovadora”[12].
En un editorial titulado “Una Crisis Potencial para el Futuro”, El Día vuelve sobre el tema de la unificación de fuerzas peronistas: “El 80 % de los votos que consagraron al coronel Perón es de los laboristas dice el glosario del documento, y más adelante en esa realidad confía y espera el partido, en que esa nueva agrupación política única, todavía no bautizada aunque asegura la denominación de “radical-laborista”, se asigne al Partido Laborista una representación acorde a su importancia numérica y política. Las próximas elecciones municipales pueden arrojar sorpresas. No todo es paz dentro del peronismo como advierten ciertas negociaciones, episodios y declaraciones que van saliendo a la luz. Cleve pone en boca de Cipriano Reyes una tesis intervensionista: “el movimiento ha superado al hombre” dicen cuando las urnas se reventaban de votos laboristas; luego vino la duda de quien eran esos votos, y ante la duda Perón cortó por lo sano: son votos del peronismo. La designación de Borlenghi como Ministro del Interior, el hecho provocaría reacción dentro del Partido Laborista que paga la crisis actual con sus vertiginoso crecimiento”[13].
Por otro lado, el periódico informa sobre la UCR (Junta Renovadora), donde la situación es bien distinta del laborismo: “Mientras la orden de unificación provoca las reacciones que hemos comentado en el campo Laborista, la mesa directiva de la UCR (Junta Renovadora) adhiere a la rápida caducidad de las autoridades para formar el PARTIDO ÚNICO DE LA REVOLUCIÓN. Desde agosto a diciembre del año pasado la UCR (Junta Renovadora) se mostró celosa en ser el verdadero radicalismo y esbozó una gestión judicial por el derecho al nombre UCR, llegando a peticionar el edificio partidario.
La UCR (Junta Renovadora) dejó caer las vallas de su herencia patronal que la ligan a Yrigoyen y Alem. Hoy la UCR (Junta Renovadora) tiene en el senado nacional mayoría absoluta merced a como se solucionan ciertas cosas, cuentan con varios gobiernos de provincia y confía firmemente en aumentar ese poder a expensas de la crisis laborista, que son realidad en el peronismo. Algunos piensan en nuevos aportes; por ello no harían hincapié en el reclamo de las tres letras (UCR). La nueva denominación “radical-laborista’ les conforma”[14].
El triunfo de Perón en las elecciones generales de febrero de 1946 sorprendió a las fuerzas políticas, sociales y económicas tradicionales, lo que puede extenderse a los medios de prensa escritos, representantes y voceros de aquellas. En el caso de la provincia de Buenos Aires, el principal periódico de su ciudad capital observó con cautela el proceso político interno posterior a aquel de las fuerzas ganadoras, esto es su unificación casi compulsiva ordenada por su conductor, Juan Perón. Se limitó a seguir en detalle todo este proceso que ocupó varios meses del año 1946, informando con objetividad a sus lectores de los acontecimientos que se sucedían tanto a nivel nacional como provincial. Sin embargo, todavía no se puede apreciar el rumbo que tomaría el diario El Día respecto de la gestión del gobierno peronista a nivel nacional y provincial y si hace alguna diferencia entre ambas. El avance del proyecto de investigación seguramente brindará la respuesta de estos interrogantes.
Notas
* El presente trabajo se inscribe en el Proyecto de Investigación: “Prensa escrita y peronismo, 1943-1955” , dirigido por Fernando Barba, codirigido por Claudio Panella, e iniciado el 01/01/02 en el marco del Programa de Incentivos a Docentes e Investigadores. Forman parte del equipo de investigación: César A. Arrondo, Vilma A. Sanz, Marcelo L. Fonticelli e Isabel Arigós.
[1] PANELLA, Claudio (ed.); ARRONDO, César; SANZ, Vilma y FONTICELLI, Marcelo. La Prensa y el peronismo. Crítica, conflicto, expropiación, La Plata, Ediciones de Periodismo y Comunicación, 1999.
[2] DIAZ, César. “El Día, el diario que nació con la ciudad”, en Oficios Terrestres, La Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP, Nº 3, 1996, p. 136.
[3] Al respecto véase, entre otros, a JAMES, Daniel. “17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina”, en Desarrollo Económico, 1987, Nº 107; y DÍAZ, César. “Las movilizaciones callejeras de octubre de 1945: dos sectores en pugna”, en Undécimo Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2001.
[4] El Día, La Plata, 01 de marzo de 1946, p. 3.
[5] El Día, La Plata, 20 de marzo de 1946, p. 3.
[6] El Día, La Plata, 24 de mayo de 1946, p. 3. PONT, Susana. Partido Laborista: Estado y sindicatos, Buenos Aires, CEAL, 1983.
[7] El Día, La Plata, 27 de mayo de 1946, p 3.
[8] Idem.
[9] Idem.
[10] El Día, La Plata, 30 de mayo de 1946, p. 3.
[11] PONT, S. Op. cit., p. 51.
[12] El Día, La Plata, 31 de mayo de 1946, p. 3.
[13] Idem.
[14] Idem.